martes, 28 de febrero de 2012

Morcilla con tortetas

Esto no es una receta. Es un homenaje etnográfico.


Este es un plato cuyo origen reside en la cultura de la matanza del cerdo, como máximo exponente del aprovechamiento y que durante muchas décadas nutrió a las familias altoaragonesas.
Que tiempos aquellos en los que al final del otoño, en las falsas de las casas se mezclaban por un lado los olores del grano, el aceite y de las almendras, con el de las especias de los embutidos y salazones del gorrín, procedentes del mondongo, puestos a secar y que presagiaban un plácido camino hasta ver la luz al final del túnel del frío invierno.

Varas largas cargadas de longanizas, chorizos, butifarras y morcillas, perfectamente alineadas como un ejercito en espera de ser entregadas a las fauces de los inmisericordes habitantes de la casa. Día tras día a lo largo del inhóspito invierno, cuando las tierras son estériles a causa del cierzo y las heladas.

Al final de esa matanza, una vez elaboradas y tratadas las piezas mas nobles, se hacían las morcillas y las tortetas donde se recogían los restos de grasa, sangre, chicharrones y mezclados con arroz hervido en las primeras y con harina en las segundas daban origen a estos elaborados, seña inequivoca de nuestra herencia gustativa.

Para saber un poco mas AQUI pero solo un poco, que si esto no se vive....... Snif!!!! (lagrimilla)

En fin, al lío.
Para este plato como la elaboracion es trivial, hemos de concentrarnos en que los ingredientes sean lo mejor posible, o los que mas nos gusten como mínimo


INGREDIENTES
-Morcillas de arroz
-Tortetas blancas y/o negras.

Cortar la morcilla a roscas gruesas de unos 2 cm de grosor para evitar que se rompan al freirlas.
Cortar las tortetas por la mitad y luego éstas de forma longitudinal.

 

En una sarten con abundante aceite poner a freir primero las morcillas por los dos lados, ya que aguantan mejor el calor. Cuando esten fritas, poner sobre un papel adsorvente para que escurran el aceite





Continuar friendo las tortetas.
Lo que se pretende es que la parte exterior este crujiente, un poquito dorada, y la interior caliente y suave.






En cuanto estén todas hechas, al plato y a comer, que no puede dejar enfriarse.


Que aproveche!!
Bartolo

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